Rómulo Andrés Gallego
El pasado domingo 1 de mayo las fuerzas armadas estadunidenses por enésima
vez han convertido en mártir de una causa a uno de sus enemigos, lo asesinaron
al igual que a Ernesto “Che” Guevara y Augusto Cesar Sandino, por lo menos
esta vez el que jaló el gatillo fue un “gringo”.
Al ver y escuchar las noticias sobre este suceso me di cuenta cómo la historia
transcurre en espiral y es cíclica, no importan las circunstancias siempre pasa lo
mismo. A Osama lo querían muerto y la orden era no capturarlo, la información
enviada por las autoridades gringas fue confusa y contradictoria, al final,
decidieron decir la verdad: “estaba desarmado pero que como se resistió fue
dado de baja”. ¡Qué ironía! La humanidad ha tratado de “humanizar” la guerra y
por eso existe el Derecho Internacional Humanitario el que, si no estoy mal, reza
que cuando un combatiente se encuentra en estado de indefensión, por ejemplo,
desarmado, debe ser capturado y llevado a un tribunal de justicia. En el caso que
cito, muy parecido sin duda alguna al operativo realizado por el ejército
colombiano en contra de alias “Raúl Reyes”, qué resistencia pudo tener rodeado
de hombres entrenados para matarlo, además su esposa e hijos fueron
amarrados y abandonados luego de ver como asesinaban a su padre y esposo.
La respuesta de los medios de comunicación fue, desde mi punto de vista,
terriblemente festiva, celebraron la muerte de un hombre, que por malo que
hubiera sido, no merecía morir de la forma que murió. Frases como “murió en su
ley”, entre otras muchas, demuestran la deshumanización que la cultura occidental
ha creado en la sociedad, mientras en oriente la reacción fue de tristeza porque
habían matado a un ser humano.
Osama entra a la galería de victorias pírricas de Estados Unidos acompañando a
otros ya míticos y mártires de causas que, hasta estos días, luchan en el mundo.
El “Che” Guevara, inspiración de las guerrillas de América Latina en los años
60 y 70, asesinado por los aliados de la CIA en Bolivia; Augusto César Sandino,
único latinoamericano que ha vencido en una guerra a Estados Unidos, asesinado
por Anastasio “Tacho” Somoza, títere de la CIA en Nicaragua; Salvador Allende,
Presidente y mártir, derrocado y muerto en la toma del Palacio de la Moneda en
septiembre del 73 en Chile, entre otros, pues enumerarlos a todos me llevaría más
de 100 cuartillas.
¿Y ahora qué le espera al mundo?
Zozobra, miedo y un estado policial, la venganza de Al Qaeda, las ofensivas
de los Muyahidines, guerreros de dios, no se dejarán esperar. Vienen tiempos
de miedo y zozobra en un mundo que todavía no ha podido aprender a vivir en
paz, a respetar las diferencias y que, por el momento, mientras los gringos sean
la máxima potencia, vivirá en estado de guerra permanente por la alucinación
mesiánica de creen que están en el mundo para llevar su modo de vivir, su modo
de creer y su modo de gobernar fuera de sus propias fronteras.