Un bocado de actor
4:00 am Levantarse
6:00 am Llegada oficina
10:00 pm Entrega informe de noticias
12:30 pm Entrega de video rendición de cuentas
1:00 pm Salida hora de almuerzo
1:30 pm Casting Fabián Chacón
2:00 pm Entrada hora de almuerzo
Jueves 8 abril 2011. Una mañana muy movida llena de trabajo y chicharrones en la oficina, monitoreo de noticias, toma de fotografías, edición del video rendición de cuentas Contraloría de Bogotá, en fin, un día complicado ¡ahh ! y por si fuera poco, hoy presento mi primer casting como todo un profesional.
Miércoles 7, 2:30pm.Me contacto con Fabián Chacón director de su propia agencia de actores al norte de la ciudad. Fabián, en nuestro primer contacto telefónico me hace una serie de preguntas y requerimientos los cuales son indispensables para el ingreso a la base de datos de su organización, carné de la EPS, ARP, cédula, pasado judicial y hasta el RUT, todo un papeleo, más documentos que para aplicar a un cargo publico.
Jueves, 12:30p.m. Después de terminar labores de la mañana y de preparar mi portafolio y mi prueba actoral, salí corriendo de la oficina para llegar a tiempo a mi audición, agarro mi cámara fotográfica y le pido a mi compañera de trabajo que me acompañe y sea mi fotógrafa; ya en la calle empiezo a tomar decisiones si abordar un bus o un taxi, si la 15 o la autopista y mi mente trabaja, mientras mi mano derecha se extiende haciendo el pare a un carro amarillo.
¡Señor!, por favor, vamos para la 123 con 14, ¡rapidísimo!, el taxista en su amable calma pregunta ¿Qué ruta quiere que tome? “ ¡ ohh rayos!” tomemos la 15 y subamos por la 122. 1:15p.m aprovecho el trancón característico de todas las calles de Bogotá para explicarle a mi acompañante cómo manejar la cámara y qué es lo que necesito que capte.
1:32p.m. Mi mente no para de trabajar en todo lo que tengo para la tarde, en un abrir y cerrar de ojos me encuentro frente a la agencia, pago el taxi y don José, el taxista, me desea un buen día y casi en un tono de burla me dice que “ojalá llegue a tiempo”. Cruzo la calle y mientras camino cuento los 12 escalones que me hacen una nerviosa antesala para el encuentro con un rol de vida que no conozco. Ya en la puerta doy timbrazo y por arte de magia ésta se abre, se abre el telón, es una casa gigante con muchas habitaciones, parece un laberinto; en la entrada me encuentro con una gigantesca fotografía del que al parecer es el dueño del aviso. La recepcionista me invita a sentarme en una sala donde hay otros actores también preparándose para realizar la prueba. Pasan un par de minutos cuando Fabián llega y empieza a hacernos unas preguntas; nos cuenta las normas de la agencia, el proceso del casting. Por cuestiones de tiempo le pido ser el primero en la prueba, entramos en su oficina y me mira de arriba abajo como si estuviera en un examen de rayos X, me pide que le cuente por qué me gusta la actuación y por qué escogí su agencia y con un tono de tranquilidad y un poco de más confianza le digo que es una pasión frustrada y que me gustaría experimentar en el plano de las cámaras y las luces. Enseguida pide que me pare contra la pared y me dice “parece de frente y luego de perfil” lo único que me faltaba era la placa de presidiario con mi número de recluso para sentirme totalmente examinado.
Mientras observa la forma de mi cara tal vez el posible registro, él rompe el silencio y me dice “necesito que me haga cara de asustado, de felicidad y de tristeza”; en días anteriores alguien me había dicho que la mejor forma de realizar estos ejercicios era trayendo recuerdos que me transportaran a esas situaciones y pienso en tres momentos claves de mi vida, lo que me ayuda a presentar la prueba con éxito. Fabián me dice que “el siguiente paso es hacer un ejercicio en cámara”, me remite a uno de sus camarógrafos y me pide que realicé el ejercicio que tenía preparado, extiende su mano y se despide sin antes recomendarme tomar la prueba muy enserio, me da la espalda y sigue para su próximo castin.
Luis, el camarógrafo ya está listo con un par de luces y una monstruosa cámara SONY. Empiezo hacer un pequeño monólogo que había preparado y escrito el día anterior. Me toma no más de tres minutos y al terminar el camarógrafo me entrega una tarjeta de la agencia y me comenta “nosotros lo llamamos”. Ahí me dije, esto es una ruleta que seguirá girando hasta que el número ganador sea el de mi boleta.
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